martes, 5 de mayo de 2009

El cierre de un ciclo: La Ciencia hecha Ficción.

Nacida como un género literario, la Ciencia Ficción impregnó la pantalla grande desde los orígenes de la cinematografía. La ya clásica imagen de una nave espacial chocando bruscamente sobre un ojo de la cara de la luna representa fielmente esta idea. Aquel Viaje a la Luna, pensado por Julio Verne(1) y materializado por Georges Méliès en 1902, sería el inicio de un género fílmico que se prolongaría hasta la actualidad.
En él, las temáticas (o problemáticas) abordadas se desenvuelven en torno a un marco general: la preocupación por los resultados que ha provocado el desarrollo tecnológico-industrial de la moderna ciencia experimental de los siglos XIX y XX. En efecto, la sociedad industrial será el nuevo hábitat donde se develará una nueva condición humana. Grotesca, individualista, pesimista.
Esta mirada nos acerca a una de las premisas fundamentales del ciclo que hemos denominado “La Ciencia Ficción como Crítica Social”. Entendemos que el género de ciencia ficción ha servido como un vehículo para realizar análisis acerca de la sociedad, puesto que el tipo de crítica que se realiza (implícita o explicita) ilustra las preocupaciones particulares del período en el que la película es rodada, manteniendo un vínculo estrecho entre concepto y contexto.
La elección de películas tan dispares pero a la vez representativas del genero como son: El día que la tierra se detuvo (1951) de Robert Wise; El Planeta de los Simios (1968) de Franklin J. Schaffner; y Brazil (1985) de Terry Gilliam, nos permitió abordar las discusiones desde diferentes ángulos. Pensar un discurso pacifista en un contexto de Guerra Fría donde la alternativa nos es dada por un ser extraterrestre semejante al humano, pero aparentemente de una sociedad más evolucionada como en El día que la tierra se detuvo; discutiendo los valores de las creencias religiosas y la ciencia y en donde se coloca en tela de juicio la misma esencia del hombre (invirtiendo la ecuación civilización-barbarie) tal como vimos en El planeta de los simios; o trasladándonos a una sociedad donde la maquinaría burocrática disciplina el comportamiento de los ciudadanos, dependiendo la vida y la muerte de un simple (y a la vez complejo) papeleo mecanizado, como vimos en Brazil. Éstas son algunas de las cuestiones que se entrevieron en los sucesivos debates luego de proyectadas las correspondientes películas.
Aquí sería el momento donde llegaríamos a la conclusión, pero en el afán de mantener este canal para expresar ideas dejamos el espacio abierto para sus comentarios…

(1). El título original de la obra de Julio Verne es “De la Tierra a la Luna” de 1865.

2 comentarios:

  1. Sinceramente la elección de las películas termino siendo excelente, creo que demostraron ampliamente su vinculación con un contexto social, y que nos permitieron ver como el cine fue una herramienta discursiva con alternativas criticas aún dentro del cine de consumo masivo, como fue el caso de estas películas

    ResponderEliminar
  2. Cada una representa una preocupación distinta para su mundo presente (asociado al año en que fue filmada), pero creo que la más lograda es "El planeta de los simios". Muy sutilmente deconstruye los fundamentos mismos de las ciencias y la religión. Las críticas que hace son impecables.

    ResponderEliminar