La historia de este film ha estado estrechamente ligada a la suerte de nuestro país.
Fue realizado profesionalmente entre los años 1973 y 1974 y declarado de "Interés cultural" Por el Instituto Nacional de Cinematografía. Los cambios políticos ocurridos en la Argentina interrumpieron su terminación, postergando definitivamente la fecha de su estreno.
Julio Troxler, viejo militante peronista que en 1956 había escapado a una tentativa de fusilamiento y que en el film interpretaba el personaje de Hijo Mayor, fue secuestrado y asesinado.
Por temor a represalias, actores y técnicos interrumpieron su participación en el film; por este motivo en él no figura ni elenco ni ficha técnica. La película se y con la ayuda de nuevos productores tuve que terminarla en el exilio, en Europa. Como autor y realizador, soy el único responsable de todo lo que ella expresa.
Aunque Los Hijos de Fierro fue realizada hace cinco años, para llegar masivamente a su público y esté referida a otro momento histórico, las circunstancias dolorosas que vive nuestro país le otorgan una renovada vigencia: ella sigue expresando la voluntad de lucha de un pueblo, que no ha sido ni será derrotado.
Más allá de los juicios cinematográficos o políticos que esta obra pueda merecer fuera de su contexto, y más allá de sus limitaciones, me sentiría satisfecho al proyectarla en el extranjero si en ella encontraran su identidad nacional -aunque sea mínimamente- aquellos miles de argentinos que como los cuatro jinetes del final de Martín Fierro y del film, tuvieron que abandonar su tierra para emigrar al extranjero. Hoy más que nunca cobra actualidad el viejo anhelo martinfierrista: el de una patria donde la paz y la unión sean inseparables de la justicia y la libertad. Como Fierro aconsejaba:
Los hermanos sean unidos
Porque esa es la ley primera
Tengan unión verdadera
En cualquier tiempo que sea
Porque si entre ellos se pelean
Los devoran los de afuera
CARTA A LOS ESPECTADORES:
A comienzos de los años 70, y con la idea de reflejar el momento histórico que vivíamos, comencé a concebir una nueva película. Dos proyectos rondaban mi cabeza: por un lado, una recreación del Martín Fierro; por el otro, la solitaria resistencia que diariamente protagonizaban los trabajadores contra el sistema oligárquico militar. Inicialmente había dos películas, dos imágenes diferentes: una mítica simbólica y una realista cotidiana. Pero no estaban separadas; eran las caras de una misma historia y, con el correr de los meses, se fueron amalgamando, confundiendo, enriqueciendo con cientos de relatos y memorias que recogí en los barrios, los cafés, los sindicatos, en los patios y las generosas cocinas del gran Buenos Aires. Estas notas exponen el planteo histórico y temático de “Los Hijos de Fierro”.
MARTIN FIERRO: UN POEMA DE EXILIOS
A más de un siglo de su creación, la obra de José Hernández continúa marcando la línea divisoria entre dos concepciones enfrentadas: Una colonizada y una nacional. Para Jorge Luis Borges, un "europeo en el exilio", como él mismo se define "pensar que nosotros, los argentinos, estamos representados por un gaucho matrero y desertor, es totalmente imposible. Nuestra historia es mucho más compleja que las vicisitudes de un cuchillero de 1872, aunque hayan sido contadas de un modo admirable". Para Leopoldo Marechal, en cambio "... el Martín Fierro es materia de un arte que nos hace falta cultivar ahora como nunca: el ser argentinos y latinoamericanos. Como las epopeyas clásicas, es el canto de un pueblo, es decir, el relato de sus hechos notables cumplidos en la manifestación de su propio ser y en el logro de su destino histórico. ¿Y quién es el héroe en el Martín Fierro? En el sentido literario, es un gaucho de nuestra llanura, y en sentido simbólico, es el pueblo de la Nación recién salido de su guerra de la Independencia y de sus luchas civiles, en las cuáles se ha fogueado. Por lo tanto es el real protagonista del drama en que se juega su devenir". Si Martín Fierro es, para Borges, el gaucho inadaptado, rebelde ante las leyes de la sociedad, para la interpretación nacional es algo muy distinto: el representante de una clase y de un pueblo a los que el nacimiento de la oligarquía ganadera arrebató sus tierras y derechos, mientras la organización neocolonial del país los marginaba y condenaba a peregrinar por el desierto.
"Tuve en mi pago en un tiempo
hijos, hacienda, mujer,
pero empecé a padecer,
me echaron a la frontera
¿y qué iba a hallar al volver?
Tan sólo hallé la tapera.
El "Martín Fierro" es la expresión de nuestro gran exilio interior, aquel que se abre con la derrota de Caseros y se fortalece en Pavón. Tras la consigna "civilización o barbarie" ser marcó a 40.000 gauchos, y se llevó adelante la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay. Era el triunfo del modelo de país dependiente, la bienvenida al capital inglés. Pocas veces una elite dirigente tuvo un proyecto tan alienado como el de Mitre y Sarmiento: construir la Nación reemplazando la sangre nativa por sangre "superior", para el caso la sajona. Comenzaba la conquista del desierto, y el gaucho, perseguido con la ley contra la vagancia, fue llevado a los fortines para combatir a los indios. Se estaba montando la "usina del progreso" y como puntualiza Marechal... "el gaucho Martín Fierro es un desertor de esa usina, una hostilidad militante, lo que se llamaría un elemento de perturbación"
Estas son las circunstancias trágicas que dan origen al poema, escrito por José Hernández en 1872 en el exilio, cuando escapaba junto a López Jordan, de la persecución de Sarmiento. Desde entonces hasta hoy, la superestructura cultural del país quedó en manos de la oligarquía portuaria, cuyas capas dirigentes ¡sus intelectuales, tecnócratas y oficiales- fueron responsables del saqueo y el despilfarro de las posibilidades argentinas. El pueblo ha subsistido soportando o resistiendo proyectos que, siempre impuestos por la violencia del golpe de Estado, lo marginaban social y políticamente en beneficio de las metrópolis de turno. En lo que va del siglo, solo durante treinta años estuvieron vigentes la Constitución y nunca, en esos años, se logró implementar un plan antinacional. Por eso no resulta desmedido afirma que el pueblo argentino ha vivido una suerte de exilio en su propia tierra. La separación de Fierro y sus hijos al final del poema es la formidable metáfora hernandiana de ese exilio nacional.
LOS HIJOS DE FIERRO
Los descendientes de aquellos gauchos que habían emigrado a las ciudades y los de otros trabajadores que habían llegado de Europa, conformarían cien años más tarde la clase trabajadora urbana. El protagonista histórico ya no es un héroe de derrota como el solitario gaucho de la pampa sino un personaje colectivo que ha conquistado su dignidad y sus derechos fundamentales y se ha organizado para defenderlos: la clase trabajadora, LOS HIJOS DE FIERRO. La figura en la que estas mayorías reconocen a su conducción es Martín Fierro, y lo concebí no sólo como un personaje más sino como su punto de convergencia, el vértice de la pirámide, la síntesis de la representación de su conciencia histórica. El peregrinaje de Fierro a través del desierto es el difícil tránsito de la Nación en el llano, la búsqueda del camino liberador para la patria cautiva. En cuanto a los demás personajes conservé los principales del poema original: El Hijo Mayor, el Hijo Menor, Picardía, Cruz Viscacha, la Cautiva. Y agregué otros: Pardal, Angelito, El Negro, Elvira, Teresa, Alma. Todos tratados en dos niveles alternados: El individual y el colectivo. Ninguno de ellos encarna a una persona real; constituyen la presencia de diversos roles, tendencias políticas en el seno de la clase trabajadora. Del mismo modo, la insurrección del capitán Cruz es simplemente el sueño de Picardía y de muchos cuadros sindicales de la época, aunque la realidad dio, en el 56 oficiales como Valle, Tanco y Cogorno.
Los Hijos de Fierro, es un canto a la unidad y a la resistencia del pueblo argentino, frente a los diversos proyectos de dominación que han sido lanzados contra él a lo largo de su historia. Intenta reconstruir, a partir de la historia oralmente transmitida, la epopeya protagonizada por el pueblo desde la pérdida de su soberanía como consecuencia de un golpe militar hasta su recuperación. Tiene una clara referencia: la etapa que transcurre entre el golpe militar del 55 y el triunfo de las elecciones del 73. Etapa que, para la clase trabajadora significa 18 años de exilio interior, de proscripción política, de intervenciones sindicales, de anulación de conquistas obreras. Pero los HIJOS DE FIERRO, no es una crónica ni un testimonio, sino un poema época que evoca, a través de la ficción, la memoria popular de una de las más tenaces resistencias latinoamericanas.
Hoy presento al público la película tal como fue terminada en 1975, no sólo porque el conjunto consideró válida su visión de aquella resistencia, sino también porque refleja con bastante objetividad el pensar y el sentir de aquellos años. Sin embargo, la parábola del film trasciende la cronología histórica y adquiere mayor actualidad porque LOS HIJOS DE FIERRO, representa a los que luchas, hoy más que nunca por la plena vigencia de la Constitución y el fin de la violencia del privilegio. Es decir, los que luchan por la democratización de la sociedad argentina desde el barrio hasta el parlamento, desde la fábrica hasta el sindicato, desde el trabajo hasta la universidad, desde la calle hasta los medios de comunicación de masas. Las sucesivas batallas libradas por los HIJOS DE FIERRO continuarán siendo vigentes hasta que podamos conseguir estos objetivos.
La historia está dividida en tres movimientos que a su vez incluyen once grandes secuencias.I) La ida (o la retirada)
1) La despedida y el comienzo de la larga marcha; 2) El primer combate o la resistencia fabril; 3) La batalla de los barrios y la resistencia clandestina; 4) La derrota de Vizcacha y la resistencia sindical; 5) La batalla del retorno y Cruz o el sueño de la insurrección.
II) El desierto (o el refugio)
6) La resistencia cotidiana o la estrategia para sobrevivir; 7) La elección en el sindicato o la lucha interna; 8)El combate por la unidad, la solidaridad y la organización.
III) La vuelta (o la ofensiva)
9) La batalla en las ciudades; 10) La guerra integral y los fantasmas; 11) La batalla electoral: persecución y cerco, duelo final, rescate y despedida.
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